Bailamos desde el amor puro, devoción hacia nuestra divinidad, hacia el maestro, la humanidad, la naturaleza, lo absoluto, canalizamos nuestra energía con el baile y la música.
Transcendiendo nuestra individualidad o ego alcanzamos a través del cuerpo la experiencia y la compresión que todos somos uno.
Normalmente el sentimiento amoroso se proyecta hacia algo fuera de uno mismo, en esta sesión el amante y lo amado se funden en uno.
Transformando las emociones en amor incondicional.